lunes, 11 de septiembre de 2006

Protestas de los de Afuera



Se ha convertido en costumbre protestar. ¿Cuándo y porqué nace una protesta? ¿Porqué carteles con letras grandes y gritos desesperados?. Alguien protesta y grita para ser escuchado. Es como volver a la infancia cuando debíamos llorar para que la mamá nos diera alimento. Sin embargo, ya maduros debemos pintar lienzos, proclamando nuestra necesidad. Tanto en la infancia como en la etapa adulta se pide algo que es necesario y fundamental para vivir, con la única diferencia que ahora debemos trabajar para procurarnos el alimento y no pedirlo solamente desde la cuna.

Como nuestros gobernantes viven en la estratosfera debemos enviarles señales de humo, escribir en letras grandes lo que nos hace falta para no morir o no suicidarnos, sin embargo, ellos parecen estar ciegos o confunden las cosas, porque no leen y no escuchan los requerimientos de los ciudadanos que están abajo, o peor aún, que están “fuera” del cielo donde ellos se movilizan en vehículos con vidrios polarizados y escoltas que los puedan salvar de la frase mortal arrojada con bomba molotov “necesito trabajo para alimentar a mi familia.

Y ¿Quién escolta al de “afuera”, a esa persona que todos los días emprende un nuevo camino hacia la nada, hacía la búsqueda ineficaz y cansadora de un empleo? No existe ley que gobierne el hambre propia ni la de los hijos. Cada familia se aprieta el cinturón en el estómago hasta el último ojetillo, resiste, contiene la respiración y luego explota, grita y llora para no llevar el cinturón hasta el cuello.

El avance tecnológico, la aspiración a un mundo desarrollado, la globalización, el mercosur, no contemplaron los valores y la dignidad de los seres humanos entre sus objetivos, convirtiendo al ciudadano en una caricatura irreconocible. Una persona se convierte en caricatura cuando pierde la dignidad y debe trabajar en cualquier cosa, en sótanos, en lugares sin higiene, con horarios ilegales, trabajando todo el día o toda la noche para un sueldo de hambre y lo peor trabajando en silencio porque si levanta la voz pidiendo uno de sus derecho, corre el riesgo de perder el empleo.

Un animal maltratado se vuelve contra su amo, somos animales racionales maltratados que vemos a diario el despilfarro de la economía nacional en construcciones arquitectónicas como por ejemplo el Centro Cultual de la Moneda que milagrosamente no se llueve como las construcciones de subsidios habitacionales donde el ciudadano ha postulado con lo quitado al estómago, a los pies, al cuerpo, para tener una casa digna donde vivir con su familia.

Las máquinas iban a ser un aporte para que el ser humano tuviera más tiempo para el desarrollo de sí mismo, iban a ser un alivio y no este desplazamiento, este reemplazo decadente donde unos pocos contabilizan ganancias y no comprenden la génesis de una protesta. Pero todo fue una utopía, las máquinas reemplazaron la mano obrera, dejando a un gran porcentaje de personas sin trabajo, naciendo así una nueva clase social “los de afuera” sus integrantes son profesionales universitarios, técnicos y aquellos que estudiaron en la enseñanza media, pero no tienen una especialidad.

Estamos en la era de la racionalidad, bien vale traer a colación la frase “los sueños de la razón engendran monstruos”. Lo dijo Goya sin mayores pretensiones proféticas. Esta frase la escribió en uno de sus cuadros cuando cansado de retratar a personajes de la corte llegaba a su intimidad para dar libertad a su mente creativa, fue así como nacieron una serie de grabados satíricos conocidos como “Caprichos”. Quizás cuantos otros artistas estarán haciendo lo mismo, escondidos en su intimidad pintando, esculpiendo o escribiendo el gran vómito que produce el desamparo social.

Este discurso es infinito porque el sistema continuará con su discurso excluyente por lo tanto, las protestas de los que están afuera seguirán manifestándose porque Dios no ha escuchado las plegarias y fue reemplazado por el poder y la ciencia, pero esta nueva divinidad no promete una mejor vida ni eternidad, muy por el contrario, parece que llegará el día en que no tendremos dinero ni sepultar a nuestros muertos. “A los de Afuera” sólo nos queda rezar:

Padre nuestro que estás en los cielos
podrías venir uno de estos días
a la hora del almuerzo
a darte una vuelta, a este mundo
por el que tu profeta moisés
cruzó el desierto en busca
de la tierra prometida.
Santificado sea tu nombre
y no la realidad del hambre a la que estamos
acostumbrados desde que el fruto del huerto
se vende en supermercados.
Venga a nosotros tu Reino
y no esta globalización que nos ha desplazado
hacia un abismo parecido al infierno,
donde consumo y explotación humana
son instrumentos de tortura y exterminio.
Hágase tu voluntad y también la mía
no quiero que el imperio siga llenando sus arcas
con guerras y el sudor de quienes entregan la vida
por un sueldo light, libre de grasas, calorías y
de una jubilación digna.
Perdona y olvida nuestras deudas, préstamos e hipotecas
así como nosotros podemos olvidar las cuentas pendientes
dános hoy la educación y el pan de cada día
sin tener que pedir fiado
la fuerza para combatir las estafas del político corrupto
Más líbranos de los impuestos del combustible, del IVA
y de las equivocaciones médicas.
Amén Señor, Amén

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