viernes, 14 de diciembre de 2007

Regresando de la Eternidad

Caminé sobre tu sombra y el aroma de tu espalda, el gesto de tus hombros
se pronunciaron en el vacío y volamos sobre un grito hasta llegar a la noche.

Fuimos un segundo cruzando aromas desmedidos, trozos pendientes del tiempo, nos recostamos sobre el limbo y regresamos con la eternidad en el dorso de nuestras manos.

Desde entonces cuando tu voz entra en mis pupilas presiento que no existe
distancia entre tu ausencia y mi silencio.

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