martes, 28 de mayo de 2013

Autoretrato de la soledad



Un pequeño rayo de sol ilumina quebradamente todo el lienzo.

Tenues pinceladas de silencio relativo, forman un color niebla multiplicado en boca y en pupilas que miran hacia afuera del cuadro.

El rostro se evapora en tonos de ausencia, en esperas infructuosas retenidas en un ritmo circular que se refleja en la tonalidad dolorosa de sus ojeras.

En el contorno de las sienes se visualizan líneas de humedad sobre humedad, con capas sueltas de angustia contenida y subordinada a un encanto evasivo.

Todo el cuadro refleja nostalgia, furia, un estado ligero, un laberinto abisal que se pierde en los contornos del paño para renacer majestuosa en la mirada de quien observa.